A pesar de no ser la tendencia común cuando yo nací, mi madre me amamantó, al igual que hizo con mi hermano, durante 16 meses, por eso para mí, poder amamantar a mi bebé siempre fue prioritario, siempre lo consideré como parte fundamental de la crianza y la mejor forma de fomentar un desarrollo nutricional y del sistema inmunitario.
Cuando A nació, lo hizo por sorpresa, a las 35 semanas de embarazo, 5 semanas antes de la fecha prevista de parto, justo el dia de los Santo Inocentes.
Aunque no fue una gran prematura, es prematura por lo que tuvo algunos de los problemas, aunque leves, que esto conlleva: peso justo e ictericia. Este último problema, la ictericia, hizo que no se cogiera de inmediato al pecho, pues al nacer se encontraba en un estado de aletargamiento y sueño profundo y sin fuerzas para succionar. Así continuó durante más de 10 horas, sin que ningun facultativo médico se preocupara porque no se hubiera alimentado.
Tras 10 horas, la preocupación del recien estrenado padre fue tal que fue a buscar a la matrona que me asistió al parto, quien muy amablemente me ayudó a extraerme el calostro de forma manual, recogerlo con una jeringuilla y darselo a A. Y así comenzó nuestra lactancia.
A partir de ese momento empecé a extraerme leche, dandosela con jeringuilla al principio y usando un relactador los 20 días siguientes. Además del relactador tuve que usar pezoneras durante 4 meses y ofrecerle el pecho a A cada dos horas puesto que el pediatra consideraba que no aumentaba bien de peso y ella pasaba casi una hora al pecho, con lo que las tomas se enlazaban, pasando casi todo el tiempo como en un abrazo eterno, interminable.
Los primeros meses fueron una tormenta pediatras dando consejos contradictorios, dudas, lloros y opiniones diversas no pedidas, las hormonas, el sueño y el ruido del sacaleches, en algunos momentos me hicieron dudar. Si no hubiera sido por el taller de lactancia, posiblemente en algun momento me hubiera rendido y hubiera hecho caso a alguno de los comentarios que me hacian sentir que no lo estaba haciendo bien.
Ahora, tras casi 15 meses se que hice lo mejor para mi y para A, ya no oigo esos comentarios, porque no les presto atención. A y yo somos felices con nuestro abrazos eternos y nuestras noches con el pecho fuera y a pesar de yo estar trabajando y ella pasar el dia en la guarderia, disfrutamos de la lactancia.
Hola Mapi, moltes felicitats per la vostra lactància i per les vostres llarges abraçades, que us duren molts anys.